sábado, 24 de abril de 2010

Castillo encantado.




—Ahora acabo de creer, Sancho bueno, que aquel castillo o venta que es encantado sin duda, porque aquellos que tan atrozmente tomaron pasatiempo contigo ¿qué podían ser sino fantasmas y gente del otro mundo? Y confirmo esto por haber visto que cuando estaba por las bardas del corral, mirando los actos de tu triste tragedia, no me fue posible subir por ellas, ni menos pude apearme de Rocinante, porque me debían de tener encantado; que te juro por la fe de quien soy que si pudiera subir o apearme, que yo te hiciera vengado, de manera que aquellos follones y malandrines se acordaran de la burla para siempre, aunque en ello supiera contravenir a las leyes de la caballería, que, como ya muchas veces te he dicho, no consienten que caballero ponga mano contra quien no lo sea, si no fuere en defensa de su propia vida y persona, en caso de urgente y gran necesidad.

Ave imperator, morituri te salutant.

Quisiera disipar algunas dudas que algunos alumnos/as tienen sobre el calendario.

Primero, por favor, leer las tres entradas de la presente bitácora: año, día, segundo.

En las entradas aludidas hablé, entre otras cosas, del año trópico y del día medio. Es claro que no hay ningún motivo astronómico para que exista relación entera entre ellos; de facto se tiene que la duración de un año trópico es aproximadamente 365.242199 días medios. Las civilizaciones, antes de Julio César, generalmente usaban calendarios lunares. Pero, al no haber tampoco relación astronómica entera entre los periodos lunares y los solares, los calendarios lunares no son muy eficaces a efectos de la agricultura y ganadería. Julio Cesar impuso el calendario solar dotando al año de 365 días añadiendo cada 4 años un día más para compensar el exceso. Tal imposición se llevó a cabo el año 45 A.C., y para corregir el calendario anteriormente usado en Roma además de hacer coincidir el equinoccio de primavera el 21 de marzo, añadió 90 días tal año, así que lo dejó en 455 días.

Julio César hubiera resuelto con acierto el ajuste del periodo solar con los días, en su calendario, si el exceso decimal fuese exactamente 0.25 días. Sin embargo, eso no es cierto. A causa de la diferencia decimal restante se seguía acumulando error y el año 325 D.C. el error consistía ya en 3 días. Tal año en el Concilio de Nicea se decidió añadir esos tres días, dejando nuevamente el equinoccio de primavera el 21 de marzo. Pero no se corrigió el error y a partir de ese día de nuevo se fue acumulando la diferencia.

Para colmo, en ese mismo Concilio de Nicea, se decidió que la fecha de la Pascua de Resurrección estuviera ligada a un evento astronómico lunar y solar a la vez. Decidieron que sería el domingo siguiente después de la primera luna llena inmediatamente posterior al equinoccio de primavera.

En 1582 el error era ya de 10 días.

El Papa Gregorio XIII pidió a sus astrónomos que arreglasen de una vez por todas el asunto, e impuso a los reinos católicos el siguiente cambio: Dado que la diferencia anual con la reforma introducida por Julio César es de 0.007801 días al año, 3.1204 días cada 400 años, ordenó que al día 4 de octubre de 1582 le siguiera el 15 de octubre. Y dispuso, así mismo, que cada 400 años se suprimieran 3 días, de tal forma que los años en los que se suprimiría un día fuesen los años correspondientes a los centenares cuyas cifras centenas no fueran múltiplos de 4. O sea, los años correspondientes a las centenares (…, 1900, 2000, 2100, 2200, 2300, 2400,…) son bisiestos si sus centenas son divisibles por 4. Así, el 2000 fue bisiesto y lo será el 2400, los otros no.

Esta imposición llamada reforma gregoriana, y calendario gregoriano, aún comete un error de 1.204 días cada 4000 años.

viernes, 9 de abril de 2010

Rodeada manera.



Transformación isométrica: catenoide - helicoide recto.

Enlace exterior.

—Mirad, Sancho —replicó Teresa—, después que os hicistes miembro de caballero andante, habláis de tan rodeada manera, que no hay quien os entienda.